Mi amado Señor, mi eterno Dios, te alabo y te glorifico, a ti todo el honor y toda la gloria,
En ti tengo puestas todas mis esperanzas, en ti confió, en ti espero y a ti te busco,
Tu mi Señor, no te cansas de levantarme, me tiendes tu mano santa, me cuidas y me proteges,
Gran y único Dios, gran dador de vida y Espíritu de gozo, alabado y bendecido por siempre.
(En este momento reflexionamos y hacemos un acto de conciencia, pidiendo perdón por nuestros pecados y haciendo un firme propósito de cambiar)
Piedad Señor Piedad, reconozco que te he fallado, cuanto me arrepiento porque sé que con mi proceder cada espina de la corona que tenías en la cabeza el día de tu crucifixión por darnos la salvación, yo te la vuelvo a colocar. Sé que mis ofensas son otro dolor infinito que llega al fondo de tu corazón, me arrepiento y te suplico me perdones y me ayudes a caminar por donde tu luz se refleje. Amén.