¿Hay lugares que te hacen sentir incómodo? ¿Algunas personas te trasmiten malas vibraciones? El fluir de la energía, tanto positiva como negativa, puede estar detrás de estas sensaciones. Muchos son los que achacan estas impresiones a la presencia de malos espíritus. Existen numerosas creencias al respecto, sobretodo en países orientales. De hecho, cuentan en ellos con un gran número de amuletos -campanas, espejos e incluso flautas de bambú- y rituales para ahuyentar a los malos espíritus. Te presentamos a continuación los ritos más populares entre los expertos en la materia y destinados a aquellos que creen que algo está enturbiando la paz de su hogar.
Entre los rituales más extendidos se encuentra el de tirar sal a la espalda por encima de los hombros. No obstante, en muchos casos se considera que este acto es sólo una medida preventiva que no permite recuperar el equilibrio energético una vez perdido. El ritual por excelencia para ahuyentar a los malos espíritus debe realizarse con flores y velas blancas.
El color blanco es el protagonista del ritual más extendido para alejar a los malos espíritus. Los entendidos indican que se deben encender tres velas blancas colocadas en forma de triángulo. A continuación se deben preparar cuatro ramilletes con flores blancas e incluir en ellos eucalipto y albahaca. Las flores deben ir unidas por lazos rojos.
Tres de los ramilletes se colocan entre las velas y el cuarto debe cogerse con la mano derecha. Con este último se recorre el cuerpo de la persona a la que vaya dirigida el ritual haciendo cruces desde la cabeza a los pies. Tras cada movimiento, el ramillete debe sacudirse hacia la izquierda. Estos movimientos se repiten varias veces acompañados de distintos conjuros u oraciones que varían según la persona que los realice.
Una vez finalizada esta operación debes deshacerte de los ramilletes. Arrojarlos a la basura representa la supresión de los malos espíritus. Por último, tienes que apagar las velas. Pero no puedes hacerlo soplando. Utiliza para ello los dedos, un cono o agua.
Otro de los grandes aliados de aquellos que quieren protegerse contra los malos espíritus o librarse de ellos es el incienso. Todas las culturas lo han utilizado a lo largo de la historia con los más diversos propósitos. Desde curar enfermedades por sus propiedades medicinales, hasta como elemento indispensable en conjuros y rituales al atribuirle propiedades mágicas.
Uno de los usos más extendidos es el de ahuyentar los malos espíritus tanto en el hogar como de forma personal. Con este fin, el incienso se utiliza tanto en rituales mediante unción como mediante vaporización.
En el caso de la unción, basta con derramar cinco gotas en las manos de la persona que se someta al rito y frotar después las manos por el cuello, la cara y las piernas, en el orden mencionado. Este ritual es válido tanto para personas como para objetos. Por su parte, la vaporización sirve para liberar al hogar de esas energías negativas. El ritual consiste en depositar tres gotas en cada puerta y ventana de la casa, dejando actuar esta sustancia durante tres minutos. La operación debe realizarse desde el interior de la vivienda hacia la puerta principal y se recomienda cubrirse la cabeza durante su realización. Todos los elementos utilizados en el ritual deben ser desechados tras el mismo al igual que en el caso anterior.
Otro de los rituales con mayor aceptación para eliminar los malos espíritus del hogar tiene un espejo como elemento central. Se necesita una mesa de madera sobre la que se colocará agua y vinagre. También se colocará en la mesa un espejo y sobre él tres velas en forma de triángulo. Se esparce sal sobre todo ello y se espera a que se consuman las velas. Después se tiran todos los elementos a la basura a excepción del espejo, que debe colocarse en un lugar visible. Se recomienda realizar este ritual en el lugar de la vivienda en el que se perciba una mayor sensación negativa.
Entre los rituales menos conocidos contra los malos espíritus también hallamos el del jabón azul. Se debe derretir el jabón y limpiar con él todas las paredes de la casa. Una vela blanca completa este ritual. También la limpieza forma parte de otro ritual, pero en este caso con aceite de almendras. Consiste en pasar un trapo mojado en esta sustancia por todas las paredes. Quemar incienso es el punto y final de este rito.
La mayoría de estos rituales proceden del lejano oriente, pero no sólo ellos crearon rituales con el fin de espantar a los malos espíritus. En España, es Galicia el lugar en el que esta creencia está más arraigada. Allí, se recita un conjuro que sirve como protección ante los malos espíritus y las meigas. El conjuro se pronuncia mientras se prepara la queimada, su licor más conocido.
Se trata de una bebida cuyos ingredientes principales son el aguardiente y el azúcar. Los ingredientes se vierten en un recipiente de barro cocido y se remueven. Se llena un cucharón con la mezcla y se le prende fuego, a continuación, se sumerge el cucharón en el recipiente grande de forma que el fuego se extiende por todo el cuenco, invadiéndolo de llamas de color azul.
A continuación se llena el cucharón de azúcar y se sitúa sobre el recipiente principal hasta que se derrite y convierte en caramelo. Éste se vierte en el cuenco y se remueve. Esperar a que se consuma el alcohol y sólo los bordes se mantengan ardiendo para servir el licor. Es entonces cuando se pronuncia el famoso ‘conxuro’.
La bebida está entonces lista para tomarla. Desde aquí te recomendamos que, sea cual sea tu punto de vista respecto a los malos espíritus y las energías negativas, te atrevas a probar el tradicional licor gallego. Con conjuro o sin él, su sabor te ’embrujará’.